
Muy buen día tengan todos ustedes, queridos hermanos. Les saludamos con mucho gusto en esta lección número ocho, dedicada a nuestro acercamiento a las Sagradas Escrituras. En las lecciones anteriores hemos reflexionado sobre quién escribió la Biblia, cómo se escribió y por qué se escribió. Todas esas respuestas las hemos ido descubriendo poco a poco.
Les invito a utilizar una Biblia católica, como la Biblia Latinoamericana, la Biblia del Pueblo de Dios, la Biblia Peregrina o la Biblia en América. Estas traducciones católicas les ayudarán mucho más que una Biblia de origen protestante, incluso cuando a veces no se sabe que lo es.
¿Puede cualquiera interpretar la Biblia?
Hoy vamos a abordar un tema muy importante y, al mismo tiempo, muy desconocido por muchas personas: ¿quién puede interpretar la Biblia?
Alguien podría preguntarse: “yo soy profesionista, ingeniero, agricultor, arquitecto, contador o una persona preparada, ¿puedo tomar la Biblia y leerla por mi cuenta?”.
Claro que sí, usted puede leer la Biblia personalmente, y eso es algo muy bueno. Sin embargo, no se recomienda interpretarla de manera individual, sin orientación ni formación adecuada.
Leer la Biblia no es lo mismo que interpretarla. La interpretación personal, desligada de la Iglesia, puede llevar fácilmente a errores, fanatismos o desviaciones doctrinales. Muchas veces se toman versículos aislados y se les da un significado que no corresponde al mensaje auténtico de la Sagrada Escritura.
La interpretación válida de la Biblia no consiste en decir: “A mí este texto me dice esto”, como si fuera una opinión personal. Esa interpretación solo tiene valor para quien la piensa, pero no debe imponerse ni transmitirse a otros, porque puede estar equivocada o incompleta.
La interpretación dentro de la Iglesia
Entonces, ¿a quién debemos acudir para que nos explique la Biblia?
Dentro de la Iglesia católica podemos recurrir a sacerdotes, religiosos, obispos o laicos debidamente preparados, personas formadas según la enseñanza y la tradición de la Iglesia.
Incluso entre los laicos existen hombres y mujeres muy bien preparados en Sagrada Escritura, que ayudan a comprender la Palabra de Dios con fidelidad y responsabilidad.
La Biblia no fue entregada a individuos aislados, sino a la Iglesia. Por eso, su interpretación auténtica pertenece a la Iglesia a la que Dios confió su Palabra desde el inicio.
Dios habla con lenguaje humano
Recordamos algo fundamental:
Dios habla en la Biblia por medio de hombres y con lenguaje humano.
Dios quiso comunicarse usando palabras humanas, dentro de culturas concretas y momentos históricos específicos. Por eso, el mensaje bíblico está escrito con la mentalidad y el lenguaje de pueblos antiguos, especialmente del pueblo de Israel, cuya cultura es muy distinta a la nuestra.
Esto exige una preparación adecuada para comprender correctamente la Biblia. No podemos leerla como si hubiera sido escrita ayer ni interpretarla literalmente sin considerar su contexto histórico, cultural y religioso.
Cuando alguien llega con una Biblia y toma un versículo aislado para decir que la Iglesia está equivocada, está ignorando completamente el contexto y la intención original del texto. La Palabra de Dios debe ser actualizada e interpretada con responsabilidad, no utilizada de forma rígida o manipulada.
La Biblia no se interpreta de manera individual
Por esta razón, la Iglesia invita a los cristianos a desconfiar de las interpretaciones individuales de la Sagrada Escritura, aquellas que no tienen respaldo ni formación ni comunión con la Iglesia.
Esto lo confirma claramente la misma Biblia en la segunda carta de san Pedro, capítulo 1, versículo 20, donde leemos:
“Ninguna profecía de la Escritura puede ser interpretada por cuenta propia”.
Ni siquiera los sacerdotes interpretamos la Biblia según opiniones personales. Existe una autoridad que regula y custodia la correcta interpretación de la Palabra de Dios.
Permitir interpretaciones individuales puede introducir doctrinas equivocadas y causar mucho daño espiritual. Por eso debemos ser muy cuidadosos y responsables.
La autoridad de la Iglesia
La interpretación auténtica de la Biblia corresponde a la Iglesia, a quien le fue confiada la Palabra de Dios desde el siglo primero. Esto queda claro cuando Jesús dice a Pedro en el Evangelio según san Mateo, capítulo 16, versículos 18 y 19:
“Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia… Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos”.
Esta autoridad no terminó con Pedro, sino que continúa en sus sucesores. El Papa, como sucesor de Pedro, y la Iglesia en comunión con él, tienen la misión de custodiar e interpretar la Sagrada Escritura.
Sobre los autores bíblicos
La mayoría de los autores del Antiguo Testamento son desconocidos, algo completamente normal en la cultura oriental antigua, donde no existía el sentido de propiedad intelectual como hoy. Los escritos pertenecían a la comunidad, no al individuo, y por eso no se firmaban.
Lo importante no es saber quién escribió con mano humana cada libro, sino reconocer que Dios es el autor principal y que su mensaje ha llegado hasta nosotros para nuestra salvación.