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El Canon en la Biblia

Bienvenidos queridos hermanos a esta lección número 15 de nuestro curso sobre todo lo que acontece alrededor de la Biblia. Es muy importante recordar que este curso está pensado para llevarse en orden. Contamos con lecciones desde la número 1 hasta esta número 15, y para una correcta comprensión es necesario comenzar desde el inicio. Quien no lo hace puede quedarse con dudas o interpretar mal algunos temas.

A todos los que siguen el curso paso a paso, sean muy bienvenidos. Para estas lecciones solo necesitamos dos cosas: una Biblia y disposición del corazón. Este estudio no es todavía el curso bíblico profundo, sino una introducción a todo lo que rodea a la Sagrada Escritura: su origen, su historia, su estructura y su autoridad.

Hoy abordamos un tema clave: el Canon en la Biblia.

¿Qué significa la palabra “canon”?

La palabra canon proviene del griego y significa regla, vara o medida. Originalmente se refería a una caña recta utilizada para medir. Con el tiempo, el término pasó a significar una regla de fe que permite distinguir lo verdadero de lo falso.

La misma Biblia utiliza esta imagen. En el libro del Apocalipsis (capítulo 11, versículo 1) se menciona una vara para medir, lo cual nos ayuda a comprender el sentido bíblico del término canon.

¿Qué es el canon bíblico?

El canon de la Biblia es el catálogo de los libros inspirados por Dios, conocidos como libros canónicos. Estos libros han sido “medidos” con la vara del discernimiento de la Iglesia para confirmar que realmente proceden de la inspiración divina.

El canon garantiza qué libros pertenecen a la Revelación y cuáles no, marcando el límite entre lo divino y lo meramente humano.

Libros canónicos y libros apócrifos

No todos los libros antiguos que hablan de Dios, de Jesús o de temas religiosos forman parte de la Biblia. Desde los primeros siglos existieron muchos escritos cristianos y judíos.

  • Libros canónicos: están inspirados por Dios y forman parte de la Biblia.
  • Libros apócrifos: pueden hablar de Dios o de Jesús, pero no están inspirados y por eso no fueron incluidos en la Biblia.

La diferencia fundamental entre ambos no es el contenido religioso, sino la inspiración divina.

El discernimiento de la Iglesia

Los 73 libros que hoy componen la Biblia son fruto de un largo discernimiento, realizado por la Iglesia bajo la guía del Espíritu Santo. Este proceso tomó siglos, no fue una decisión rápida ni arbitraria.

La Iglesia reunió todos los escritos que circulaban en las comunidades cristianas, los estudió, los comparó, los oró y los examinó cuidadosamente antes de definir cuáles eran verdaderamente inspirados.

¿Quién tiene autoridad para definir el canon?

La Biblia puede definirse como una colección de libros inspirados por el Espíritu Santo y entregados a la Iglesia. Por ello, solo la Iglesia tiene la autoridad para determinar qué libros son inspirados.

Jesús confió esta autoridad a Pedro y a los apóstoles. En el Evangelio según san Mateo (capítulo 16), Cristo entrega a Pedro las llaves del Reino, otorgándole la autoridad de atar y desatar. Esta autoridad permanece hoy en el Papa, sucesor de Pedro, junto con los obispos.

Dos razones fundamentales

La Iglesia tiene autoridad sobre el canon por dos razones principales:

  1. La Biblia nace de la Iglesia. El Nuevo Testamento es fruto de la predicación de la primera comunidad cristiana, es decir, de la Iglesia católica apostólica.
  2. Jesús confió a la Iglesia el discernimiento de la verdad, entregando a Pedro las llaves del Reino y el poder del Espíritu Santo.

La Biblia, libro de la Iglesia

San Agustín afirmaba: “No creería en el Evangelio si no fuera por la autoridad de la Iglesia católica”. Los primeros cristianos llamaban a la Biblia “el libro de la Iglesia”.

Incluso quienes hoy niegan esta autoridad utilizan una Biblia cuyo canon fue definido por la Iglesia católica.

Conclusión

El canon bíblico es un tesoro de la fe. Conocer su historia fortalece nuestra identidad como católicos y nos ayuda a valorar la Sagrada Escritura con mayor profundidad.

Esta fue la lección número 15. A quienes llegaron a mitad del tema, se les recomienda comenzar desde la lección 1 y avanzar en orden.